THE REPUBLICAN FOREIGN POLICY
IN THE CZECHOSLOVAKIAN
DIPLOMATIC REPORTS (1931-1936)

Resumen
Este artículo es una aproximación al estudio de las relaciones bilaterales entre la
II República española y Checoslovaquia.
La joven nación centroeuropea saludó con entusiasmo la llegada del nuevo régimen español, sensación que se vio confirmada por las primeras actuaciones
exteriores republicanas, muy próximas al espíritu con el que Praga afrontaba su
política internacional. Esta cercanía de intereses se vio materializada en Ginebra
con la formación del Grupo de los Ocho.
Los tres responsables de la diplomacia checoslovaca en Madrid durante este periodo
(Vlastimil Kybal, Zdeněk Formánek y Robert Flieder) reflejaron en los informes
remitidos a Praga los temas más importantes de la política exterior republicana.
Palabras clave
Segunda República; Checoslovaquia; política exterior; diplomacia; Sociedad de
Naciones.
Abstract
This research is an approach to the study of the bilateral relations between the
Second Spanish Republic and Czechoslovakia.
The young Central European nation greeted enthusiastically the arrival of the
new Spanish regime. This good feeling was confirmed by the new Spanish way

  1. Profesor de Geografía e Historia en el Gymnázium Budějovická de Praga. Profesor colaborador en el Instituto
    Cervantes de Praga; luismonam@gmail.com
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    Luis Montilla Amador
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    of dealing with the foreign affairs, very close to the spirit in which Prague was
    facing its international policy. As a result of this common interests was created
    in Geneva the Group of Eight, which included both countries.
    The three responsible persons for the Czecoslovakian diplomacy in Madrid during this period (Vlastimil Kybal, Zdeněk Formánek and Robert Flieder) reflected
    in the reports submitted to Prague the most important issues of the Republican
    foreign policy.
    Keywords
    Second Spanish Republic; Czechoslovakia; foreign policy; diplomacy; League of
    Nations.
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    La política exterior republicana
    «…España tiene interés en aproximarse a las pequeñas potencias de abolengo protestante
    como Suiza, Holanda y los países escandinavos, así como a otras potencias de tipo progresivo como
    Checoslovaquia o Irlanda».
    Nota sobre política exterior de España.
    Salvador de Madariaga2
    .
    INTRODUCCIÓN
    Son numerosos los autores que señalan que uno de los aspectos menos conocidos del periodo republicano es su política exterior, si bien es cierto que en las
    últimas décadas son cada vez más los estudios dedicados a este tema. Se conocen relativamente bien los aspectos generales que guiaron la nueva diplomacia
    republicana o su actuación tanto en la Sociedad de Naciones (SDN) como ante
    los principales acontecimientos internacionales de la época3
    . También se han
    investigado las relaciones diplomáticas con algunos de los países más relevantes
    del momento (Francia, Inglaterra, Alemania, Italia) o de fundamental importancia
    para España (Portugal o Hispanoamérica)4
    . Pero poco se sabe sobre las relaciones
    existentes con países de similares características al nuestro en lo que a consideración e influencia internacional se refiere. La profundización en el estudio de las
    relaciones de estos dos estados, Checoslovaquia y España, que en aquella época
    contaban con un peso internacional similar, nos puede ayudar a un mejor conocimiento tanto de la política exterior republicana como de las complejas relaciones internacionales de los años treinta. En ese sentido pretendo que este trabajo
    arroje un poco de luz sobre un tema que hasta ahora ha quedado relativamente
  2. Madariaga Rojo, Salvador: Memorias (1921-1936). Amanecer sin mediodía. Madrid, Espasa-Calpe, 1974, pág. 615.
  3. Sobre estos aspectos se puede consultar: Egido León, Ángeles: La concepción de la política exterior española
    durante la II República, Madrid, UNED, 1987; Quintana Navarro, Francisco: España en Europa, 1931-1936. Del compromiso
    por la paz a la huida de la guerra, Madrid, Nerea, 1994; Berdah, Jean-François: La democracia asesinada. La República
    española y las grandes potencias, 1931-1939, Barcelona, Crítica, 2002. Existen también obras genéricas que dedican capítulos a la etapa republicana como la coordinada por Tusell, J., Avilés, J., Pardo, R.: La política exterior de España en
    el siglo XX, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 2000 (con la aportación de Ángeles Egido, «La dimensión internacional de
    la Segunda República: un proyecto en el crisol») o Pereira Castañares, J.C. (coord.): La política exterior de España: de
    1800 hasta hoy, Barcelona, Ed. Ariel, 2010 (con la contribución de José Luis Neila Hernández, «El proyecto internacional
    de la República: democracia, paz y neutralidad (1931-1936)»).
  4. Feliciano Páez-Camino estudió las relaciones con Francia en su tesis doctoral, La significación de Francia en el
    contexto internacional de la II República española (1931-1936), Madrid, Universidad Complutense, 1992; las relaciones con
    Gran Bretaña fueron objeto de la tesis de Juan Fernando Pertierra de Rojas, Las relaciones hispano-británicas durante la
    II República (1931-1936), Madrid, Fundación Juan March, 1984; en relación con Alemania, una obra clásica es la de Ángel
    Viñas, La Alemania nazi y el 18 de julio, Madrid, Alianza Editorial, 1977; las relaciones con Italia han sido tratadas por
    Ismael Saz Campos en numerosos artículos y libros como Mussolini contra la II República. Hostilidad, conspiraciones,
    intervención (1931-1936), Valencia, Alfons el Magnánim, 1986; para las relaciones con Portugal destacamos de Hipólito
    de la Torre Gómez, La relación peninsular en la antecámara de la guerra civil de España (1931-1936), Mérida, UNED, 1988;
    las relaciones con Hispanoamérica han sido estudiadas por Nuria Tabanera en Ilusiones y desencuentros: la acción
    diplomática republicana en Hispanoamérica (1931-1939), Madrid, CEDEAL, 1996.
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    olvidado, en consonancia con el desinterés y el desconocimiento que en España
    existía y existe por las regiones que forman el corazón de Europa, un abandono
    que ya fue denunciado por los diplomáticos checoslovacos de la época.
    Por esta última razón, parece aconsejable realizar un breve repaso a los aspectos
    más significativos de la política exterior checoslovaca de entreguerras que permita
    colocar a este país en el contexto europeo de la época. Checoslovaquia, estado
    nacido al calor de las luchas de la Primera Guerra Mundial, era a comienzos de los
    años treinta, a pesar de su juventud y de la crispada situación europea, uno de los
    países más estables de la región, tanto en cuestiones políticas, como económicas
    o sociales. Gracias en parte a la dirección de sus líderes, entre los que destacaron
    el presidente, Tomaš Garrigue Masaryk, y el ministro de Exteriores, Edvard Beneš,
    la joven república entendió rápidamente que su débil posición inicial, surgida de
    los acuerdos alcanzados en Versalles, solo podía ser protegida por las potencias
    europeas y por una institución supraestatal como la SDN. La importancia de toda
    la estructura europea de seguridad colectiva que se estaba organizando era clave
    para el joven país y así parecía reconocerlo el propio Beneš: «Estoy convencido
    de que, más que en ningún otro lado, nuestra política nacional va a estar determinada por la política internacional5
    ». Praga se puso rápidamente manos a la obra
    y tejió una red de alianzas que le permitiera proteger su integridad. Por un lado,
    con otras jóvenes naciones salidas de la desaparición del imperio austrohúngaro
    con las que formó la Petite Entente6
    . Por otro, con Francia, país igualmente interesado en mantener el statu quo posbélico y que se convirtió en el principal aliado
    de Praga7
    . Por último, con una actuación firme y decidida en Ginebra, que tenía
    por objetivo defender y fortalecer esta institución. Asimismo, Checoslovaquia
    participó en los Tratados de Locarno que apuntaban hacia una reconciliación
    franco-alemana y apoyó más tarde la entrada teutona en la SDN (septiembre de
    1926). Lo mismo sucedió en 1934 con la entrada de la URSS que era vista por la
    diplomacia checoslovaca, a pesar de sus recelos anticomunistas, como un contrapeso a la creciente influencia germana. Con Moscú se firmó un acuerdo en mayo
    de 1935, impulsado por el acercamiento franco-soviético (Tratado de Asistencia
    Mutua) y por la creciente agresividad alemana, materializada en los Acuerdos de
    Múnich de septiembre de 1938.
    Por último, me gustaría señalar la existencia, a priori, de una serie de semejanzas entre ambos países a comienzos de los años treinta que pueden resultar útiles
    para facilitar la comprensión de la problemática de las relaciones hispano-checoslovacas: 1. Su prolongado y reciente pasado monárquico así como su escasa
  5. Citado en Cabada, L.; Waisová, Š.: Czechoslovakia and the Czech Republic in World Politics. Plymouth, Lexington
    Books, 2011, pág. 17.
  6. Acuerdo firmado con Rumanía y Yugoslavia en 1921 en respuesta al revisionismo húngaro.
  7. Acuerdo firmado en 1924. A partir del distanciamiento entre Francia e Inglaterra en la segunda mitad de la
    década, Praga mantuvo unas relaciones formales y correctas con los británicos, que nunca antes habían mostrado un
    gran interés en la región.
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    La política exterior republicana
    experiencia republicana. 2. La presencia de importantes tensiones nacionalistas
    dentro de los propios estados (alemanes, eslovacos, húngaros en Checoslovaquia;
    catalanes, vascos en España). 3. La existencia de regiones con distintos desarrollos
    sociales y económicos que fracturaban la cohesión interna (en Checoslovaquia,
    una Bohemia industrial frente a una Eslovaquia campesina). 4. La importante
    actuación política de los partidos obreros, de orientación eminentemente comunista en Checoslovaquia, que fueron «bolchevizando» sus posiciones y se
    convirtieron en un constante motivo de preocupación. 5. La debilidad militar en
    una coyuntura internacional cada vez más agresiva y militarizada. 6. Una etapa
    cultural especialmente fecunda en las décadas anteriores8
    . 7. La constante presencia de intelectuales en la vida política tanto de Checoslovaquia (Masaryk, Beneš,
    Štefánik) como de España (Azaña, Madariaga, De los Ríos), que debió de influir
    en la conexión intelectual inicial entre estas dos naciones. Esta intelectualidad
    participó también en los respectivos servicios diplomáticos, estando la checoslovaca representada en España por Vlastimil Kybal, primero de los embajadores de
    los que se ocupará este artículo.
    Todos estos aspectos ayudaron, como veremos, a que la II República española
    fuera recibida con entusiasmo en Praga y a que pronto se iniciara una colaboración cercana en Ginebra, favorecida por las buenas relaciones que mantenían
    Salvador de Madariaga y Edvard Beneš9
    .
    RECONOCIMIENTO DEL RÉGIMEN REPUBLICANO
    Entre 1927 y 1933 el embajador checoslovaco destinado en Madrid fue Vlastimil
    Kybal10, intelectual, historiador y gran conocedor de España. En 1909, durante sus
    estudios, visitó por primera vez nuestro país para investigar en el Archivo General en Simancas aunque durante su viaje conoció otras ciudades españolas11. Esta
    experiencia quedaría recogida en el diario praguense Čas (El Tiempo) en nueve
  8. Por citar algunos ejemplos, en la cultura germano-judía checoslovaca son mundialmente conocidos Franz
    Kafka o Rainer Maria Rilke, cuya labor continuarían en los años treinta Max Brod o Egon Erwin Kisch. En lengua checa, destacan Jaroslav Hašek o Karel Čapek (el autor de R.U.R y La guerra de las salamandras visitó nuestro país en los
    años veinte y escribió un libro sobre su experiencia, Viaje a España). Para conocer más sobre las relaciones culturales
    entre ambos países durante los años veinte y treinta, consultar Opatrný, J.: «La imagen de España entre los viajeros
    checoslovacos de entreguerras. No solamente Karel Čapek». Las relaciones checo-españolas. Iberoamericana Pragensia,
    Supplementum 19, 2007, págs. 219-230; Opatrný, J.: «España en ‘las postales’ de los viajeros checoslovacos de entreguerras». Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 22, 2008, págs. 133-147; Štěpanek, P.: «Artistas checos viajeros a
    España, 1920-1935», Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 22, 2007, págs. 149-163.
  9. En este sentido podemos destacar las visitas de Madariaga a Praga, la última en junio de 1936, donde fue siempre
    amablemente recibido por Beneš. Del ministro checo dijo en sus memorias, con motivo de un viaje a Praga realizado
    en febrero de 1935, que: «…era un socialista-liberal sincero. Mi alianza con él en Ginebra fue fecunda en algunos casos,
    como el de la reforma de las instituciones de la Sociedad de Naciones». Madariaga Rojo, S.: Op. cit., 1974, pág. 549.
  10. Sustituyó a Miloš Kobr, que estaba destinado en Madrid desde 1919.
  11. Esta estancia aparece ampliamente comentada en Hrbata, F.: «El historiador checo Vlastimil Kybal sobre
    España», Ibero-Americana Pragensia, XXV, 1991, págs. 87-106.
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    folletos con el título Dojmy ze Španělska (Impresiones de España). Estos textos, a su
    vez, se reunieron en otra obra más amplia, O Španělsku12 (Sobre España), escrita
    en 1928 al poco de iniciar su trabajo en Madrid.
    Durante su estancia como embajador también publicó varios textos sobre la
    turbulenta España del momento en diferentes diarios praguenses como Národní večerník, Národní listy o Prager Presse; y en revistas como Zahraniční Politika13
    (Política exterior) o Naše doba14 (Nuestra época). En la época final de su cargo en
    España, redactó varios capítulos del libro Velikáni španělských dějin (Los grandes
    personajes de la historia española) en donde se interpretaba nuestra historia y cultura en forma de biografías del Cid Campeador, Hernán Cortés, Felipe II, Santa
    Teresa de Ávila, Miguel de Cervantes y Francisco de Goya. Toda esta actividad
    le convertía en el personaje checoslovaco de la época mejor informado sobre la
    política y la historia hispanas.
    Sin embargo, su vinculación no se redujo al tiempo que estuvo destinado
    en Madrid. Tras su regreso a Praga en 1933 continuó trabajando por mejorar la
    imagen española y así lo reconocieron en numerosas ocasiones los diplomáticos
    destinados en Praga. Refiriéndose a los artículos sobre España aparecidos en
    la prensa checoslovaca en el segundo semestre de 1934 el embajador Francisco
    Agramonte y Cortijo decía:
    El Dr. Kybal […] también ha realizado importantes actos de propaganda a favor de nuestra patria.
    Pero especialmente ha trabajado de acuerdo conmigo para combatir la funesta leyenda que ciertos
    elementos se han propuesto atribuirnos con ocasión de los tristes sucesos de octubre último. […]
    Debo reconocer que los más favorables [artículos], por lo menos en su acercamiento a la realidad,
    han sido los del Sr. Kybal, que, como dejo dicho, sigue trabajando intensamente en la propaganda
    de nuestro país en Checoslovaquia15.
    En general, las relaciones diplomáticas entre Praga y el Madrid de Alfonso
    XIII habían sido «frías y correctas16» y tanto la llegada, primero de Kybal, como
    después del régimen republicano, supusieron una mejora y un fortalecimiento de
    las mismas17. Tras los sucesos del 14 de abril, la opinión del embajador no podía
    ser más favorable al nuevo gobierno:
  12. Esta obra está analizada en Stískal, J.: «Vlastimil Kybal – Impresiones de España. Una vista de España hace un
    siglo», Ibero-Americana Pragensia Supplementum, nº 22, 2007, págs. 121-131.
  13. Revista destinada a los círculos políticos, editada por el Ministerio de Asuntos Exteriores. En un artículo calificaba a Alfonso XIII de «soberano inteligente» que había aceptado la dictadura militar de Primo de Rivera («un buen
    y cuidadoso administrador» aunque opuesto a la democracia parlamentaria) que «apartó absolutamente de la vida
    pública la representación del pueblo». Hrabta, F.: Op. cit., pág. 98.
  14. Kybal, católico toda su vida, publicó en 1932 el estudio «Vývoj náboženských poměrů ve španělské republice» («La
    evolución de la situación religiosa en la República española»), comentado en Hrabta, F.: Op. cit., pág. 100.
  15. Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Caja 1999, Legajo R-281, Núm. 13, fol. 34. Agramonte y Cortijo,
    Francisco: «Informe semestral correspondiente al segundo semestre de 1934», 16 de enero de 1935.
  16. Pedauyé, A.: «Las relaciones hispano-checas a lo largo de la historia. Aproximación a algunos períodos de particular interés», en Opatrny, J.: Las relaciones checo-españolas. Ibero-Americana Praga, Supplementum 19, 2007, pág. 15.
  17. A la intensificación de las relaciones culturales ayudó la creación en 1928 del Instituto Español e Iberoamericano
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    La política exterior republicana
    Debe comenzar sin confusión la colaboración con el nuevo régimen, como se pedía en el telegrama que remitió la Embajada al ministerio inmediatamente después de la proclamación oficial del
    nuevo gobierno. Por el contrario, el gobierno de EE. UU. según noticias de United Press dice que
    debe esperar algún tiempo para el reconocimiento de la República, hasta que se estabilice y se
    vea si puede cumplir sus obligaciones internacionales y hasta que la reconozcan otros gobiernos
    europeos e hispanoamericanos, sin embargo, este punto de vista dilatorio parece que no debe ser
    compartido por el gobierno checoslovaco que, por el contrario, tiene razones políticas y económicas para reconocer al nuevo gobierno de la República española cuanto antes y sin objeción18.
    Un poco más adelante, analizando los pros y contras que para Checoslovaquia
    tenía el cambio de gobierno, decía que la caída de la monarquía significaba:
    …esencialmente facilidades diplomático-políticas y el establecimiento del régimen republicano
    puede traer robustas evoluciones de los contactos económicos y culturales. Durante la monarquía, Madrid pertenecía a los lugares más duros y delicados para la diplomacia checoslovaca a
    causa de la resistencia enemiga que abiertamente hacía la madre del rey y que cubría a toda
    la familia real, y por la postura hostil de la alta nobleza local y también, especialmente, de la
    extranjera que se encontraba en España y que aquí intrigaba contra Checoslovaquia. Solo con
    paciencia y actividades secretas y muy tácticas hacia la administración local, han conseguido el
    estado checoslovaco y su representación en Madrid ser respetados en los altos círculos palaciegos y sociales. Por el contrario, esta República inmediatamente se acercó a nuestro país y a su
    representación para una colaboración mutua que puede ser más eficaz cuanto más viva sea la
    simpatía de la inteligencia española hacia nuestro estado y su presidente, y cuantos más amplios
    campos de actividad ocupen a la oficina de representación en Madrid que tiene a su disposición
    no solo la oficina consular, sino también la Asociación de Amigos de Checoslovaquia en ocho
    capitales de provincias. Sus miembros tienen frecuentemente amigos personales en el gobierno
    republicano, en la prensa y en los círculos científicos y económicos. Estos momentos son para
    que la reciente República española sea evaluada con simpatía y para que nuestro gobierno y los
    círculos profesionales brinden una cordial colaboración política, económica y cultural a la nueva
    democracia europea19.
    Parece que los consejos de Kybal surtieron efecto porque el día 17 el Gobierno
    checoslovaco comunicaba al Gobierno provisional su decisión, después de la solicitud realizada el día anterior por Alejandro Lerroux, de reconocerlo. El ministro
    español respondía agradeciendo al embajador el gesto:
    Esta notificación, al poner de manifiesto los sentimientos de afecto hacia España del Gobierno
    checoslovaco, constituye una nueva base para el estrechamiento de las relaciones de la más
    viva amistad entre los dos países y para la cordial colaboración de ellos en el terreno de la paz
    internacional y el progreso de los pueblos20.
    de Praga, que aumentó el interés checoslovaco por nuestra lengua, historia y cultura. Existían además un lectorado de
    español y una cátedra de catalán en la Universidad de Praga. Slaby, R. J.: Checoslovaquia. Su presente, su pasado. Sus
    relaciones culturales con España, Madrid, 1933, pág. 21.
  18. Archiv ministerstva zahraničních věcí v Praze (Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores en Praga, en adelante
    AMZV), Politické zprávy 1918-1977 (Informes políticos 1918-1977, en adelante PZ), Španělsko-Madrid (España-Madrid, en
    adelante Š-M), 16/04/1931, Zpráva 11/31 (Informe 11/31), Prohlášení Republiky (Proclamación de la República), pág. 12.
  19. AMZV, PZ, Š-M, 16/04/1931, Z. 11/31 (Informe 11/31), Prohlášení… (Proclamación de la República), pág. 13.
  20. AMZV, PZ, Š-M, 23/04/1931, Přiloha 1 (Anexo 1), Provisorní vláda republiky španělské (Gobierno provisional de
    la república española).
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    LA POLÍTICA EXTERIOR DURANTE EL
    GOBIERNO PROVISIONAL
    Del nuevo ministro de Estado, Alejandro Lerroux («a pesar de su apellido francés,
    es de origen andaluz21») destacaba el embajador que, aunque carecía de experiencia
    en asuntos internacionales, era uno de los «más honrados y antiguos líderes del
    movimiento republicano en España y que, como experimentado parlamentario
    y periodista burgués, da la garantía de una dirección seria y no apresurada de la
    política exterior». Sobre ésta decía que «pretende seguir una política pacifista
    ya que España no tiene conflictos con ningún estado extranjero y se apoya en
    personas que persiguen la paz y la amistad internacional». Suponía que el nuevo
    gobierno se entendería con los estados «con un régimen parecido al español»,
    especialmente las «pequeñas naciones», y recogía una declaración del ministro
    de Finanzas en la que decía que en caso de enfrentamiento entre Francia e Italia,
    la primera contaría con «la simpatía, es decir, la lealtad de la República española».
    Para terminar este informe el embajador continuaba apoyando la cooperación
    entre España y Checoslovaquia, «no solo porque ambas tengan la misma estructura institucional e ideológica, sino porque España va a necesitar y buscar apoyo
    político, financiero y social en el extranjero». La preocupación principal era que
    esa búsqueda se dirigiera más al lado germano que al francés, por lo que volvía a
    pedir a su gobierno apoyo para que bajo estas circunstancias:
    …se esforzaran en establecer la más estrecha colaboración con la nueva República y se consiguiera su amistad, ya que la nueva España, cuando se estabilice interiormente, será un importante
    elemento político europeo y, especialmente, del Mediterráneo22.
    Uno de los principales problemas a los que se enfrentó la joven República española fue el cambio de personal diplomático23 que, según la opinión más extendida,
    era un gremio conservador y cercano a la monarquía. El escollo más significativo
    de la renovación residía para Kybal en que:
    Entre los candidatos propuestos no hay ninguno de «carrera». En la actual situación hubo muchas
    dificultades para encontrar personas que fueran apropiadas y con convicción en las ideas para
    representar en el extranjero a la nueva España24.
    Meses más adelante, al comentar de nuevo los problemas de la diplomacia
    republicana a pesar de los cambios, añadía:
  21. AMZV, PZ, Š-M, 20/04/1931, Z. 14/31 (Informe 14/31), Vláda Republiky program (Programa del gobierno republicano), pág. 7.
  22. AMZV, PZ, Š-M, 20/10/1931, Z. periodická I., II. a III. (Informe periódico I, II y III), págs. 14-16
  23. Para este tema consultar Pérez Ruiz, J. L.: Las depuraciones de la carrera diplomática española (1931-1980).
    Burgos, Ed. Dossoles, 2005.
  24. AMZV, PZ, Š-M, 20/04/1931, Z. 16/31 (Informe 16/31), Činnost republikánské vlády (Actividad del gobierno
    republicano), pág. 4.
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    La política exterior republicana
    Un error fue la candidatura de algunos de los embajadores republicanos a la Asamblea Constituyente, que tuvo como consecuencia que algunos de estos embajadores, que estaban de servicio
    en el extranjero, pararan para reunirse en el parlamento25.
    Entre las acusaciones más frecuentes a la política exterior republicana estaba
    su supuesta indefinición. Kybal apuntaba las razones: la existencia de un gobierno
    provisional, la escasa experiencia republicana en España que impedía tener precedentes sobre una política exterior republicana y el nulo bagaje internacional del
    ministro de Estado. También señalaba la preeminencia de los factores internos
    a los que se tenía que enfrentar el Gobierno provisional y que impedían dedicar
    recursos suficientes a las cuestiones internacionales26. El problema seguía meses
    más adelante ya que España desarrollaba su «política exterior sin un aparente
    programa de iniciativas», manteniéndose «como hasta ahora con una política
    pasiva hacia todos los estados27», llegando a calificarla de forma contundente: «tan
    deforme como en la época anterior28». Tras estos meses de indefinición, parecía
    que la salida de Lerroux estaba justificada y hasta era agradecida por el embajador, puesto que el ex ministro era una «persona anticuada y formal, que además
    estaba tan ocupado en los asuntos internos que no tenía posibilidades materiales
    para dedicarse a la política exterior». Continuaba con sus fuertes opiniones sobre Lerroux del que decía que «no dejaba huellas ni en la gestión del ministerio
    de Estado, que abandonó en el mismo pobre estado que tenía cuando llegó29».
    POLÍTICA EXTERIOR DURANTE LOS
    GOBIERNOS REPUBLICANO-SOCIALISTAS
    El 18 de diciembre de 1931 el embajador mandaba la relación del nuevo gobierno presidido por Azaña y todo apuntaba a una situación favorable para la causa
    checoslovaca. Sobre el nuevo ministro de Estado, Luis de Zulueta, decía que era:
    …uno de los mejores amigos de Checoslovaquia en España y su dedicación a esta fidelidad se
    manifiesta en numerosos artículos, publicaciones e iniciativas propias en las publicaciones españolas. Es de los miembros más activos de la actual Asociación de Amigos de Checoslovaquia y
    del Instituto Hispano-Eslavo desde su fundación30.
    En lo referente a la política exterior, la situación había mejorado «por una parte,
    espontáneamente a consecuencia del fortalecimiento del gobierno republicano
  25. AMZV, PZ, Š-M, 20/10/1931, Z. P. I., II. a III. (Informe periódico I, II y III), pág. 14.
  26. AMZV, PZ, Š-M, 23/05/1931, Z. 20/31 (Informe 20/31), Zahraniční politika Republiky španělské (Política exterior
    de la república española).
  27. AMZV, PZ, Š-M, 20/10/1931, Z. P. I., II. a III. (Informe periódico I, II y III).
  28. AMZV, PZ, Š-M, 6/01/1932, Z. P. IV (Informe periódico IV), págs. 9-13.
  29. Ibídem.
  30. AMZV, PZ, Š-M, 18/12/1931, Z. 39/31 (Informe 39/31), Nová vláda a její program (El nuevo gobierno y su programa), pág. 3.
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    Luis Montilla Amador
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    y, por otra, por la diligente propaganda internacional», sobre todo en lo que concernía a la nueva Constitución que fue alabada en conferencias internacionales
    por sus referencias a la paz o al derecho de voto de las mujeres. Además había
    sido traducida al francés y difundida con 100.000 ejemplares, lo que sin duda era
    una prueba de la importancia que daban a esta labor legislativa desde Madrid31.
    Empiezan a partir de ahora, coincidiendo con la etapa de mayor cercanía entre
    ambos países en Ginebra, los mayores elogios a la actuación exterior del gobierno
    republicano-socialista. «España no aspira a un papel destacado en el grupo de
    las grandes potencias» sino que anhela un papel de mediador eficaz que ayude a
    resolver los problemas internacionales, siempre en el marco de la SDN, algo que
    coincidía plenamente con los intereses checoslovacos. Destacaba que las «iniciativas y discursos del delegado español en la Conferencia de Desarme son prueba
    suficiente de ese afán32». España se había unido en estos meses «a Checoslovaquia,
    Suecia e Irlanda en protesta contra la ocupación bélica japonesa de las provincias
    chinas». La formación del Grupo de los Ocho se originó no solo «por las diferencias
    entre las potencias y los pequeños estados, sino por su orientación a la izquierda» y afirmaba que juntos trabajarían por la «democracia, la paz y el desarme33».
    Varios fueron los temas que, por interesar especialmente en Praga, aparecieron
    frecuentemente reflejados en los informes. Evidentemente, las relaciones hispano-francesas ocupaban un lugar destacado, por lo que Kybal dedicó un informe a
    la llegada del nuevo embajador francés, Jean Herbette, que anteriormente había
    estado destinado en Moscú. Tras describir el ceremonial, «que fue muy sencillo,
    al contrario que durante la monarquía», destacaba su discurso en el que se refería
    a las tradicionales buenas relaciones, los intereses comunes y al deseo de profundizar estos vínculos. Señalaba también los comentarios de la prensa conservadora
    española que definían al nuevo embajador como «un experto en los métodos de
    propaganda comunista» después de su estancia en la URSS, lo que le permitiría
    seguir con eficacia «las actividades de los agitadores bolcheviques en España34».
    También la polémica visita de Herriot mereció un informe fechado el día 5 de
    noviembre35. Tras informar de las negociaciones previas (de Herbette y Zulueta),
    atribuía la visita a una decisión del propio Herriot ante la actitud hostil de Alemania, Italia e incluso Inglaterra hacia las posiciones defendidas por Francia en
    Ginebra, aunque también destacaba el interés del dirigente galo por la joven república española. Asimismo señalaba que la visita, que mostraba el acercamiento
    entre ambos gobiernos («ningún otro país tiene una relación tan cercana a España como Francia»), preocupaba en los foros internacionales. Existían intereses
  31. AMZV, PZ, Š-M, 8/04/1932, Z. P. I. (Informe periódico I), págs. 9-17.
  32. AMZV, PZ, Š-M, 22/10/1932, Z. P. III. (Informe periódico III), págs. 10-15.
  33. AMZV, PZ, Š-M, 1/1/1933, Z. P. IV. (Informe periódico IV), págs. 14-17.
  34. AMZV, PZ, Š-M, 15/07/1931, Španělsko. Nový francouský velvyslanec. Jiné změny v osobách velvyslanců (España.
    Nuevo embajador francés. Otros cambios entre los embajadores).
  35. AMZV, PZ, Š-M, 5/11/1932, Cestě Herritově do Madridu (Viaje de Herriot a Madrid).
    ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie V historia CONTEMPORÁNEA 339 28 · 2016 · pp. 329–347 ISSN 1130-0124 · e-issn 2340-1451 UNED
    La política exterior republicana
    políticos en el viaje, pero también económicos, pues «el mercado español se ha
    desatado, por razones políticas, de los anteriores competidores, es decir, Inglaterra,
    Alemania e Italia», lo que sería aprovechado por el vecino galo. Mencionaba la
    firma de tres acuerdos, describía el viaje como «satisfactorio para ambas partes»
    y la despedida como «triunfal». Kybal otorgaba el éxito de la visita a la actuación
    del embajador Herbette. Gracias a su intervención «los periodistas franceses, en
    general bastante torpes en sus relaciones con España, evitaron la encerrona que
    les preparó el editor del periódico monárquico ABC», el marqués Luca de Tena,
    con una reunión a la que estaban convocados gran parte de los miembros del
    grupo monárquico.
    El día 26 de noviembre mandaba un nuevo informe sobre las repercusiones de
    la visita del mandatario galo en la prensa francesa36, que calificaba la actuación
    de Herriot de «improvisada» y a Herbette de tener «falta de comprensión de los
    asuntos españoles», acusaciones que el embajador Kybal consideraba «falsas o,
    por lo menos, exageradas». El viaje había sido «cuidadosamente preparado y, lo
    que es más importante, representado y realizado con indiscutible habilidad y discreción, lo que garantizó un completo éxito por lo menos para el lado español».
    El informe lanzaba las siguientes palabras de advertencia ante el acercamiento de
    algunos miembros del gobierno a Alemania: «Francia debe tratar de conquistar
    nuevamente a España, con trabajo minucioso e incansable, también en el terreno
    periodístico, y es imposible negar que el viaje de Herriot aclaró de forma plástica
    esa necesidad».
    Otro asunto recurrente fue la imagen de la Petite Entente en España. El fortalecimiento del pacto a partir de febrero de 1933 para protegerse del endurecimiento de las posiciones italianas y alemanas y de sus aliados en la zona (Austria
    y Hungría), había provocado algunas reacciones en España:
    Sobre este asunto, faltaron noticias minuciosas desde los círculos de la Pequeña Entente y quedó
    bastante campo libre para la propaganda enemiga, que trabaja en los periódicos reaccionarios (A.
    Révész en ABC y Blanco y Negro). La cancelación poco razonable de la embajada yugoslava en
    Madrid no contribuyó de ningún modo a mejorar la posición de la Pequeña Entente en España37.
    Sin embargo, España mostraba hacia Centroeuropa una «actitud neutral e
    indiferente, aunque se inclina más bien hacia los países de la Pequeña Entente
    que hacia otros estados», ya que era el grupo más poderoso de toda la zona y
    aseguraba estabilidad de la misma. Es por eso que el ataque de Mussolini a este
    grupo, a pesar de algunas posiciones revisionistas aparecidas en diarios monárquicos y clericales, «fue condenado como una agresión imprudente» por el diario
    El Sol, órgano oficial de los republicanos. A pesar de ello, los periódicos españoles
    no habían analizado suficientemente el interés checoslovaco ante el problema
  36. AMZV, PZ, Š-M, 5/11/1932, Ohlas Herriotovy cesty do Španělska (Repercusiones del viaje de Herriot a España).
  37. AMZV, PZ, Š-M, 2/5/1933, Z. P. I. (Informe periódico I), págs. 11-12. Al cierre de la embajada yugoslava había
    dedicado un informe fechado el 2 de marzo.
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    austriaco, debido «al profundo desconocimiento que se tiene de la importancia
    de nuestro país en Europa central38».
    La Unión Soviética también fue una constante en los informes. El nombramiento de Fernando de los Ríos como ministro de Estado facilitó el reconocimiento,
    a pesar de que éste «estaba ya en el programa del primer gobierno republicano».
    En los meses anteriores se había producido una intensificación comercial de la
    mano de Indalecio Prieto y del nuevo ministro, y se sorprendía el embajador de la
    ausencia de debate parlamentario ante un acontecimiento tan relevante. La mayoría de los diarios españoles veía el reconocimiento como un «gesto simbólico
    al marxismo» por parte del nuevo ministro e incluso las publicaciones católicas
    achacaban la decisión a la influencia de Francia, que a su vez se había acercado
    en los últimos tiempos a los soviéticos. Por otra parte, Checoslovaquia había sido
    de los primeros países informados sobre el reconocimiento, lo que era una consideración del gobierno español hacia Praga39.
    Otra de las preocupaciones fue el ascenso al poder de Hitler a comienzos de
  38. El 27 de marzo Kybal dedicaba al tema un informe en el que reseñaba el
    éxito que entre la colonia alemana en España habían tenido los nazis (en Barcelona, 508 votos de los 777 emitidos), aunque concluía con unas tranquilizadoras
    palabras para Praga:
    …es evidente que el gobierno de Hitler en Alemania choca en los círculos democráticos españoles con una estricta oposición y que cualquier intento de trasladar los métodos fascistas e
    instituciones del extranjero a España está condenado al fracaso40.
    LA POLÍTICA EXTERIOR DURANTE EL
    BIENIO RADICAL-CEDISTA
    Desde el otoño de 1933, prácticamente coincidiendo con el cambio de signo
    político de España, se hizo cargo de la Embajada checoslovaca el Encargado de
    Negocios Zdeněk Formánek, que había firmado desde 1928 la mayoría de los informes económicos enviados desde Madrid. Esta circunstancia se verá reflejada
    en los textos que redactó durante el periodo que estuvo al frente de la representación checoslovaca, pues en ellos primará la información económica sobre
    cualquier otra. Como consejero de la Embajada se mantuvo hasta enero de 1938
    aunque durante la guerra civil estuvo al frente de la Embajada en Madrid ya que
    el nuevo embajador, Robert Flieder, se encontraba primero en San Sebastián y
    luego en San Juan de Luz. Durante ese periodo tuvo que gestionar las peticiones
    de asilo en la representación checoslovaca, circunstancia que degeneró en una
  39. AMZV, PZ, Š-M, 10/7/1933, Z. P. II. (Informe periódico II), págs. 8-15.
  40. AMZV, PZ, Š-M, 24/7/1933, Uznaní vlády sověta (Reconocimiento del gobierno soviético).
  41. AMZV, PZ, Š-M, 27/3/1933, Hitlerství a fašismu ve Španělsku (Sobre Hitler y el fascismo en España).
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    La política exterior republicana
    situación comprometida que fue denunciada por el entonces ministro español en
    Praga, Luis Jiménez de Asúa, y que terminó con su salida de España por decisión
    del Ministerio de Exteriores checoslovaco41. Tras la ocupación alemana de su país
    en marzo de 1939, escapó del país y fue enviado nuevamente a España como representante del gobierno checoslovaco en el exilio. En el año 1944 fue nombrado
    embajador y se mantuvo en Madrid hasta enero de 1946, momento en el que se
    interrumpieron las relaciones entre ambos países42.
    Con un sistema internacional en decadencia y ante la amenaza de una guerra
    europea, durante el segundo bienio republicano se optó por reafirmar la neutralidad española, lo que en la práctica provocó que España se volviera «más renuente
    al cumplimiento de las obligaciones contraídas en virtud del Pacto a pesar de que
    persistió el discurso de ‘fidelidad’ a los principios de la Sociedad de Naciones43».
    Así parecía verlo también Formánek cuando el 25 de enero de 193544 decía que
    «ante la falta de interés sobre problemas políticos internacionales concretos» la
    actuación de España «se había reducido a la cooperación con la Sociedad de Naciones», donde únicamente mostró interés por arreglar el conflicto en el Chaco.
    En febrero45 recogía las declaraciones del ministro de Estado Rocha sobre los
    Acuerdos de Roma, calificadas de interesantes no solo por su contenido, sino por
    ser «la primera declaración concreta que realiza el ministro de Estado refiriéndose a cuestiones internacionales». El motivo de estas declaraciones, en las que
    mostraba la satisfacción por el acuerdo entre Laval y Mussolini, eran las recientes
    discusiones en el parlamento y en los periódicos sobre «la completa eliminación
    de España de la esfera de la política internacional». En abril46 Formánek señalaba
    una «diferencia en el hasta la fecha notorio desinterés de España por los problemas
    internacionales» y mencionaba de nuevo un discurso de Rocha y su interés por
    solucionar los problemas en el Mediterráneo (la situación del estrecho de Gibraltar, el tratado de Algeciras, el estatus de Tánger o la fortificación de las Baleares).
    Más adelante47 informaba sobre la intervención de Madariaga tras la ruptura
    germana de Versalles, que había despertado gran atención y había sido alabada
    como «prueba del esfuerzo de España para no salir bajo ninguna circunstancia
  42. Las circunstancias de estos acontecimientos han sido descritas en Száraz, P.: «El caso de los refugiados en
    la legación checoslovaca de Madrid y en Checoslovaquia durante la Guerra Civil española», Cuadernos republicanos,
    nº 60, 2006, págs. 73-92.
  43. Dejmeck, J.: Diplomacie Československa. Díl II. Biografický slovník československých diplomatů (1918-1992). Praha,
    Academia, 2013, págs. 65-66.
  44. Quintana Navarro, F.: Op. cit., pág. 185.
  45. AMZV, PZ, Š-M, 25/1/1935, Z. P. IV. (Informe periódico IV), págs. 5-12.
  46. AMZV, PZ, Š-M, 4/2/1935, Rekonstruci vlády, prohlášení zahraničního ministra o římských dohodách a o změnách
    v diplom. sboru (Reconstrucción del gobierno, declaraciones del ministro de Estado sobre el Tratado de Roma y sobre
    los cambios en el cuerpo diplomático), págs. 3-5.
  47. AMZV, PZ, Š-M, 26/4/1935, Z. P. I. (Informe periódico I), págs. 3-8.
  48. AMZV, PZ, Š-M, 30/4/1935, Obnovení katalánského statutu, postupu Španělska v jednání Rady Spol. Národů a
    vnitřní politice (Restablecimiento del estatuto catalán, evolución de España en la reunión del Consejo de la Sociedad
    de Naciones y política interior).
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    Luis Montilla Amador
    ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie V historia CONTEMPORÁNEA
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    de la más clara neutralidad». En mayo48, con el nuevo gobierno de Lerroux, el representante checoslovaco anunciaba que «se producirá, sin duda, un perceptible
    desvío de la cooperación con Francia, lo que responde a la orientación del bloque
    católico, algo que ya había ocurrido de todas maneras en el último gobierno de los
    radicales», pero que solo se había adoptado en cuestiones económicas. En agosto49 recalcaba la actuación española respecto a la ruptura alemana del Tratado de
    Versalles, y repetía que «fue en su mayor parte pronunciado como requisito para
    conservar completamente la neutralidad española» y que no existía más interés
    que el mantenimiento de «equidad e imparcialidad». Esto era una muestra más
    de la creciente hostilidad contra Francia del gobierno derechista católico y del
    conflicto económico que mantenían ambas naciones. También advertía de que
    esta situación estaba siendo aprovechada por los alemanes que, con su servicio
    de propaganda en España construido «con gran coste (en el sentido político, económico y cultural)» estaban consiguiendo arrebatar la buena posición que antes
    había desempeñado Francia.
    El 3 de julio de 1935, Praga nombró como sustituto del embajador Kybal a Robert Flieder50. A lo largo de su carrera diplomática había estado destinado como
    embajador en Suiza (siendo delegado permanente en la SDN), Polonia, Suecia y
    Yugoslavia. Por tanto, al llegar a España, el nuevo embajador contaba con una
    amplia experiencia diplomática y conocía perfectamente las dificultades por las
    que atravesaba el sistema de seguridad colectiva, lo que se vio reflejado en unos
    informes que volvieron a ocuparse con mayor frecuencia de la actividad internacional española lo que coincidió con su leve reactivación durante la segunda mitad
    de 1935. El inicio de la guerra le sorprendió en San Sebastián y, a comienzos de
    1938, a causa de las operaciones bélicas, trasladó la embajada checoslovaca a San
    Juan de Luz (Francia). Poco después fue destituido por el gobierno checoslovaco.
    En su primer informe fechado el 7 de octubre51, el nuevo embajador decía sobre
    la política exterior que «de nuevo se acentúa la estricta neutralidad española hacia
    el conflicto ítalo-etíope y lo mismo hará en el caso de cualquier eventual complicación internacional». Esta postura se «apoyaba en la experiencia y también,
    simplemente, en el beneficio material adquirido durante la guerra mundial» y
    opinaba que «la existencia y éxito de la Sociedad de Naciones permite permanecer en su línea de neutralidad52» a España. La relevancia e influencia hispana en
    Ginebra había descendido a causa de su aislamiento pero a pesar de ello, España había cumplido con el artículo 16 del Pacto y se había unido a las sanciones
  49. AMZV, PZ, Š-M, 13/5/1935, Utvoření parlamentní koaliční vlády (Creación de un gobierno de coalición parlamentaria).
  50. AMZV, PZ, Š-M, 8/8/1935, Z. P. II. (Informe periódico II), págs. 4-8.
  51. También estaba encargado de las relaciones diplomáticas con Portugal.
  52. AMZV, PZ, Š-M, 7/10/1935, Vládní krisi, utvoření nové vlády a jejím programu (Crisis de gobierno, formación del
    nuevo gobierno y su programa).
  53. AMZV, PZ, Š-M, 15/10/1935, Z. P. III. (Informe periódico III), págs. 4-8.
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    La política exterior republicana
    financieras y económicas contra Italia, aunque para mantener su neutralidad
    actuaba con la «mayor de las reservas53».
    LA POLÍTICA EXTERIOR DEL FRENTE POPULAR
    El 1 de marzo54 Flieder analizaba el nuevo gobierno del Frente Popular, con
    Augusto Barcia Trelles en la cartera de Estado, aunque nada decía del poco desarrollado programa internacional del nuevo gobierno.
    El 30 de abril55, en el informe trimestral, señalaba que la política española había estado más pendiente de la situación interior de lo que solía ser costumbre
    y esta circunstancia había tenido como consecuencia en su política exterior un
    mayor acercamiento a las democracias europeas, entre las que por supuesto se
    encontraba Checoslovaquia. En este sentido, esta nueva postura había servido
    para que en Ginebra se hubiera apoyado la ampliación de las sanciones a Italia.
    Por otra parte, los periódicos españoles habían cubierto las noticias de todo tipo
    referentes a Checoslovaquia con «considerable atención» y sin «comentarios
    desfavorables». El tema de mayor interés eran los cambios que se estaban produciendo en la situación de la región danubiana, pero las posturas españolas se
    acercaron siempre a las defendidas por Praga.
    El informe del segundo trimestre está fechado el fatídico 18 de julio56. Según
    Flieder, la política exterior española se había limitado a la actuación en Ginebra,
    donde se había producido un conflicto entre Madariaga y su gobierno a causa
    del proyecto de reforma del Pacto, que había terminado con la dimisión del representante español.
    A partir de este momento los informes se refieren únicamente a la guerra y
    poco hablarán ya sobre la política exterior española. La postura checoslovaca, si
    bien fue favorable a la República, especialmente a partir del indisimulado apoyo
    de las dictaduras fascistas al bando sublevado, se mostró también precavida ante
    la deriva soviética del bando republicano. En aquel momento Checoslovaquia era
    uno de los principales productores de armas del mundo57, pero el establecimiento
    del Comité de No Intervención imposibilitó la llegada masiva de armas checoslovacas tan necesarias para el gobierno republicano. La República, consciente de que
    Checoslovaquia era uno de sus pocos aliados en la región, envió a Praga a uno de
  54. AMZV, PZ, Š-M, 24/1/1936, Z. P. IV. (Informe periódico IV), págs. 4-12.
  55. AMZV, PZ, Š-M, 1/3/1936, Nové vládě a jejím programu (Nuevo gobierno y su programa).
  56. AMZV, PZ, Š-M, 30/4/1936, Z. P. I. (Informe periódico I), págs. 6-11.
  57. AMZV, PZ, Š-M, 18/7/1936, Z. P. II. (Informe periódico II), págs. 4-12.
  58. «Durante este período, Checoslovaquia producía el 30 por 100 de las exportaciones de armas de todo el mundo».
    Howson, G.: Armas para España. La historia no contada de la Guerra Civil española. Barcelona, Ed. Península, 1998, pág. 215.
    344 ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie V historia CONTEMPORÁNEA
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    Luis Montilla Amador
    sus pesos pesados, Luis Jiménez de Asúa58, en sustitución de Luis García Guijarro,
    que rápidamente había mostrado su apoyo al levantamiento.
    CONCLUSIONES
    En este apartado me gustaría, junto a una serie de conclusiones, aportar algunas cuestiones de análisis para el futuro:
  59. Los diplomáticos checoslovacos destinados en Madrid tuvieron un conocimiento relativamente bueno de la política exterior republicana. Sus informes,
    enviados con cierta regularidad, reflejaron de manera constante, clara y precisa las
    características de la estrategia internacional de Madrid, y recogieron los acontecimientos más relevantes de la época. La sincera defensa de la Sociedad de Naciones
    así como la coincidencia con los intereses checoslovacos defendidos en Ginebra
    también aparecerán de forma constante en los informes, especialmente durante
    el primer bienio, la etapa de mayor sintonía. En este sentido, quedarían por estudiar las colaboraciones entre los dos países en el seno del Grupo de los Ocho así
    como la relación personal que mantuvieron Madariaga y Beneš durante esos años.
  60. Destacan los diversos informes dedicados a la remodelación del sistema diplomático republicano. Las malas experiencias que había tenido Checoslovaquia
    durante la etapa monárquica, causadas en parte por los vínculos familiares entre
    las dinastías reinantes en ambos países, parecían hacer el tema especialmente
    interesante para Praga y para Kybal, que tuvo la oportunidad de conocer los dos
    regímenes. Fue este diplomático el que más insistió en la necesidad de una renovación en la diplomacia española para eliminar a los elementos monárquicos.
    Sería interesante conocer las características de los conflictos previos para entender
    mejor lo que suponía para Checoslovaquia el cambio de régimen y si, como dejan
    entrever los informes, hubo alguna interferencia de la familia real española en la
    formación y consolidación de Checoslovaquia.
  61. En la mayoría de los informes se aprecia un interés concreto por varias regiones relevantes para la política exterior checoslovaca. Las relaciones entre España
    y Francia fueron las que se siguieron con mayor detalle, pues el país galo era uno
    de los principales socios políticos de Praga. En este sentido es posible apuntar
    que probablemente la actitud de Checoslovaquia en España estuvo marcada por
    las opiniones y actitudes de sus socios galos. La buena sintonía que mantuvo
    Francia con los gobiernos del primer bienio fue ampliamente alabada por el embajador Kybal y sin duda influyó en las fluidas relaciones hispano-checoslovacas
  62. La labor de Jiménez de Asúa en Praga ha sido objeto de varios estudios, el último de los cuales, a cargo de
    Matilde Eiroa, se puede encontrar en Viñas Martín, Á. (coord.): Al servicio de la República. Diplomáticos y Guerra Civil.
    Madrid, Ed. Marcial Pons, 2010, págs. 207-240.
    345 ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie V historia CONTEMPORÁNEA
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    La política exterior republicana
    que existieron en esa etapa. Sería necesario conocer mejor las relaciones entre
    Herbette y Kybal, así como las informaciones que se enviaron desde París a Praga,
    por ejemplo, durante el viaje de Herriot. Esta visita, detalladamente seguida por
    Kybal, parece marcar un antes y un después, al igual que ocurrió con Francia, en
    la relativa cercanía entre Praga y Madrid.
  63. Siguiendo una evolución cronológica, podríamos decir que el cambio de
    régimen fue bien recibido por los diplomáticos checoslovacos que instaron en
    numerosas ocasiones a Praga a reconocer de inmediato al Gobierno provisional,
    cosa que hicieron. Kybal mostró sin tapujos su simpatía por el nuevo sistema y
    sus dirigentes, y señaló los beneficios que este cambio tendría para Checoslovaquia (basados en la similitud de proyectos, ideales e intereses). Sin embargo, este
    afecto no impidió que reconociera algunos de los defectos de la política exterior
    republicana, como fueron la inexperiencia, la inactividad y el desinterés. Probablemente, la escasa entidad de las relaciones hispano-checoslovacas y la ausencia
    de grandes intereses en nuestro país permitieron a Kybal mostrar una actitud tan
    positiva. Como ya se ha mencionado, la cercanía española a Francia marcó este
    primer periodo y aseguró unas relaciones hispano-checoslovacas amistosas que
    también tuvieron su eco en Ginebra. Kybal, buen conocedor de nuestro país, intentó en todo momento fortalecerlas.
  64. A partir del segundo bienio, etapa que en gran parte coincide con el periodo
    del Encargado de Negocios Zdeněk Formánek, se produce un ligero enfriamiento
    de las relaciones posiblemente por tres causas: el giro conservador republicano
    y el consiguiente distanciamiento entre España y Francia; la grave crisis económica que afectaba en ese momento a Praga; la ausencia de un embajador, siendo
    Checoslovaquia representada durante gran parte del periodo por el Encargado
    de Negocios.
    Los informes de Formánek se centraron a menudo en las relaciones económicas,
    dejando intuir que probablemente el distanciamiento de posiciones políticas pudo
    haber dejado paso a un intento de estrechar las relaciones comerciales (impulsadas y favorecidas por una oportuna devaluación de la corona checoslovaca). Bajo
    estas circunstancias, Formánek, el diplomático que más tiempo pasó en nuestro
    país, parecía la persona adecuada para encabezar la representación checoslovaca,
    aunque queda todavía por estudiar con profundidad los aspectos económicos de
    las relaciones hispano-checoslovacas.
  65. Robert Flieder fue testigo de excepción del declive de la vida política española hasta la llegada de la guerra. Simplemente pudo certificar el desinterés que
    existía por los asuntos internacionales y el derrumbe español en la Sociedad de
    Naciones, ejemplificado con la salida de Madariaga, espacio en el que Madrid
    había desarrollado su actividad exterior más significativa.
    346 ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie V historia CONTEMPORÁNEA
    28 · 2016 · pp. 329–347 ISSN 1130-0124 · e-issn 2340-1451 UNED
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